Crítica

Selección de las críticas que más identifican a la artista

Gudi Moragues Jaulin du Seutre

Crítica a la trayectoria profesional de Pilar Cerdà -Simbolismo Subjetivo

Como parte integrante de la comunidad universal y adscrita a los sistemas filosóficos vitalistas, Pilar Cerdà se siente singularmente sensibilizada por la problemática que soporta el mundo actual y este interés por la dimensión humana es el motor que genera su acción creadora.

En esta efectividad de excesos y carencias, el equilibrio para el ser humano es tan importante como lo es para el universo, lo cual implica un ajuste constante de las fuerzas energéticas, ajuste que la conduce a explorar temas diferentes, pero siempre probados en torno a la existencia de este poder dinámico.

En la trayectoria de la artista podemos asistir a un apasionante recorrido en el que las formas se van purificando. Los rasgos descriptivos han sido reconducidos a cuerpos filiformes de significantes cabezas, insertados dentro de la unidad que les proporciona el hecho de ser parte de un mismo ente. A partir de aquí, los volúmenes y las masas adoptan un papel determinante en la relación de significados y su misterioso lirismo concita una acción a medio camino entre el movimiento y el estatismo. Estas identidades, heridas por los avatares de la historia, aunque su fractura sea reciente, destilan existencias y vivencias. Son iconos alegóricos de la epopeya del ser humano, como un ejército tatuado por la crónica del tiempo.

Los elementos descriptivos o anecdóticos desaparecen totalmente y el volumen, convertido en protagonista exclusivo, se alarga y se estiliza dejando de representar únicamente el concepto para lograr un simbolismo subjetivo. Simbolismo siempre entendido como un ideario prioritario de la sugerencia y la evocación, frente a la representación directa y la analogía explícita.

Intuición, protección, sostenibilidad, ternura, fertilidad, silencio, esperanza, claridad, empatía, amor, mujer…son algunas de las palabras que conjugan la ideología de su trabajo que, representado sobre sinuosas figuras de hierro, acero y material refractario, se inscribe con la insignia de la energía, se forja sobre el proceso de una continua reconstrucción personal y se materializa a través de la síntesis entre la vida y el arte, como la composición de representaciones diversas en un solo acto de conocimiento. Con manos hábiles y mirada sabia Pilar Cerdà construye un alfabeto personal de códigos sensuales y léxico absolutamente mediterráneo. Una alianza descrita mediante la sensibilidad de una artista, cuyo sentimiento prioritario es la ascética devoción por la esencia de la materia y su tratamiento. 

Si nos acercamos a la filosofía empírica nos podríamos referir a la configuración que existe entre la tesis y la antítesis, como sucede con los conceptos capitales de la filosofía china, cuyos principios, opuestos y complementarios al mismo tiempo, constituyen el fundamento de todas las cosas y se manifiestan en todos los casos de contrariedad mundana.

Pilar Cerdà sostiene una atenta mirada frente a la problemática del mundo actual y su objetivo es “despertar” las consciencias dormidas para potenciar el cambio benéfico, la distribución ponderada, la igualdad proporcional y el equilibrio harmónico entre los seres humanos y los elementos constitutivos del progreso. Por eso, más que un grito de denuncia, su obra, de rigurosos preceptos creativos, se concibe como una sensible y esperanzada llamada a la comunicación y a la concordia entre la humanidad y la naturaleza.

Gudi Moragues Jaulin du Seutre Palma 5 de Febrero de 2010

Pere Maragall Mira

Crítica Exposición “Doneu veu al silenci” Casa Elizalde Barcelona

Esculturas, pinturas, monotipos y grabados de Pilar Cerdà.

“Formas y figuras procedentes del silencio de la historia recuperan su voz subrepticiamente, de mil y una maneras. Como en los sonidos y músicas que están en las raíces de la música actual y también en buena parte del arte contemporáneo. Son como los timbales moribundos de una guerra perdida y ganada desde siempre que resuenan lejos y cerca.

Por otro lado, hay un inexplicable pero evidente parentesco entre los lugares desolados de nuestros extrarradios urbanos y post-industriales y las sabanas y espacios naturales del continente silenciado: territorios improductivos tampoco reconvertibles en “parques temáticos”…estos espacios abandonados es, precisamente por su abandono, que conservan aún un encanto primigenio y que son al mismo tiempo el escenario del horror y la tragedia infinita.

El guerrero swahili, el hitita, el cronopio…metáfora de las víctimas, de los perdedores silenciados, de la marginación irrecuperable, claman en la pesadilla de los poderosos que se están perdiendo ruidosamente desde siempre. Tal vez sea por estos últimos y sus súbditos (todos lo somos un poco) que se eleva la plegaria universal y silenciosa…Y esta toma las mil formas de la única belleza posible: la belleza transfigurada y transfiguradora. Es esta belleza, malherida, repudiada, la que escapa a la implacable planificación y extensión de la belleza – espectáculo – negocio; la que escapa a la iluminación espectral y fría que todo lo quiere abarcar.

La buena belleza auténtica, realmente conmovedora, se hace más y más difícil de encontrar, cada vez más desconocida, se escurre recóndita en nuestras consciencias: es allí donde la encontraremos, en una especie de nostalgia militante y utópica, ya casi esencial, que se ve reflejada en las muestras fragmentadas aquí y allá…No puede haber ninguna tregua hasta que los eternos perdedores de la historia lleguen a permitirse el lujo de esta feliz nostalgia.”

Pere Maragall MiraVillaür Agosto de 2004

Crítica de Pilar Ribal Exposición ‘Altre Instant’ Ayuntamiento de Alaró

“El tiempo incipiente en la obra de Pilar Cerdà”

“Una duda, esta curiosidad repentina que nos atrapa con el relámpago fugaz de una idea inesperada y que lleva ligada una urgencia: la necesidad de buscar, la imperiosa necesidad de acometer en cuerpo y alma el descubrimiento de algo que ya existe, que otros ya han desvelado, pero que ahora es esencial para la propia existencia.

Lo dicen los filósofos: cada hombre ha de recorrer su propio camino intelectual, descubrir y hacer propias hasta las razones heredadas. Tanto le da que cientos de miles ya hayan recorrido un camino. Es la necesidad de respuestas propias lo que hace que la aparición de un “indicio”, que deseamos seguir hasta que nos conduzca al fin de una inquietud, se revele como la fórmula mágica. Una fórmula tan antigua como el tiempo del hombre, que alienta la búsqueda de un artista, que incita a su alma inquieta e impaciente hasta construir de nuevo un mundo a su medida.

La última obra de Pilar Cerdà refleja un tiempo de inflexión, un momento de fértil inquietud. Ha hecho su aparición esta cuestión que se erige enorme y poderosa, este reto que es capaz de fecundar la voluntad y la consciencia. La respuesta a una vieja pregunta “¿Quién somos y hacia dónde vamos?”, o dicho en otras palabras “¿Dónde hemos de encontrar las llaves de nuestra identidad actual?” ha cobrado una inusitada urgencia en el espíritu y en la obra de Pilar Cerdà.

Ella sabe que el hombre de hoy vive angustiado dentro de la ilimitada expansión de su espacio de existencia, en la progresiva pérdida de sus referencias culturales. Ha visto, ella misma lo experimenta, como la aturde el ruido de una información superficial que la despoja de la seguridad que en otro tiempo se desprendía de todo lo que está escrito. Ha experimentado la incongruencia de esta inseguridad derivada del creciente dominio de la ciencia sobre la vida del hombre. En resumen, ha mirado a su alrededor y se ha preguntado una vez más; “¿Cuál es la patria del hombre?, ¿De dónde ha de venir su fortaleza?”.

Por estas razones sus nuevos trabajos giran alrededor de esta “mirada interior”, esta búsqueda personal que siempre descubre nuevas dimensiones de la existencia, propia y ajena. Mediante esculturas realizadas en materiales industriales y artesanos, acero, hierro, pasta refractaria y  porcelana, a través de las fotografías, grabados e instalaciones, las reflexiones plásticas de Pilar Cerdà, incluso en este, su momento incipiente, se centran ya en esta necesidad de autoafirmación que siempre pasa por el conocimiento de uno mismo.

Porqué pensar y sentir, vivir y crear en concordancia con el ser no es sino la misma respuesta que el hombre ha encontrado cada vez que emprende la tarea de dar satisfacción a sus contradicciones y temores, a sus inquietudes y su pasiones. Podremos hacer nuestras las dudas de Pilar Cerdà y recorrer paralelamente este mismo sendero, a nuestra manera, siempre abierto a nuevos caminos.”

Pilar RibalAyuntamiento de Alaró, Agosto 2000